“Solo Él puede librarte de trampas ocultas y plagas mortales pues te cubrirá con sus alas y bajo ellas estarás seguro. Su fidelidad te protegerá como un escudo”. Salmo 91: 3,4
Aunque todo aquí abajo en la tierra se mueva para cuidarnos, allá arriba, en los cielos, se mueve el verdadero poder, porque mayor es Él que cualquier otra persona o circunstancia. Confiemos en el Señor porque Él es nuestro escudo y nuestra fortaleza. Quien está al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. No tengamos miedo porque Dios no nos ha dado espíritu de temor sino de amor, poder y dominio propio.
Que el Señor los bendiga y su protección sea sobre toda Costa Rica y lo más preciado de su creación: “sus hijos”.
Lilliana María Incera Villalta
San José, Costa Rica