Salmo 57:7,8,9,10,11

"Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dipuesto. Cantaré y trovaré salmos. Despierta alma mía; despierta salterio y arpa. Me levantaré de mañana; te alabaré entre los pueblos, oh Señor. Cantaré de ti entre las naciones porque grande es hasta los cielos tu misericordia y hasta las nubes tu verdad. Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios; sobre toda la tierra sea tu gloria". Salmo 57:7,8,9,10,11
 
Nunca nos cansaremos de darle gracias a Dios por la forma en la que nos bendice. Ha hecho usted memoria de todos los beneficios que Él le ha dado?; la salud, la casa, los alimentos, el trabajo, la provisión, la familia, la fortaleza, la paz, el gozo son parte de las bendiciones que han llegado a su vida desde lo alto.

Tal vez ha pensado que todo lo señalado anteriormente es producto de su esfuerzo personal y estamos de acuerdo; pero, los talentos, la fuerza y la sabiduría que necesitó, para alcanzar tales bendiciones, son parte de los regalos que el Espíritu Santo decidió obsequiarle.  

No debemos ser sabios en nuestra propia opinión; no debemos vanagloriarnos por lo que somos pues estaríamos desconociendo la presencia, el poder y la autoridad del Señor en nuestras vidas. Porque tenemos un  corazón agradecido, porque reconocemos que Dios suple todas nuestras necesidades, porque Él nos cuida y nos ama, porque sabemos que dió su vida para salvarnos es que debemos tener un corazón agradecido y nuestra vida a su servicio; desde buena mañana, en lo íntimo de nuestra habitación, debemos buscar su presencia y con música, danza y cánticos demostrarle todo nuestro amor. Él nos ama intesamente y es merecedor de toda Gloria y Honor.

¡Que nuestras voces exalten al único Rey!

Que el Señor los bendiga.