Levantar alas como águilas...

Salmo 103: 2,4

03.03.2010 11:31

"Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios. És el quien perdona todas tus iniquidades; el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias". Salmo 103: 2,4

 
El amor y la bondad de Dios no es comparable con nada ni con nadie. Su poder es infinito y siempre lo está derramando sobre su pueblo. Sin embargo, no en pocas ocasiones, y debido, tal vez, a las múltiples ocupaciones, olvidamos el privilegio que tenemos de ser considerados sus hijos. El corazón se endurece y deja de ser agradecido y las personas comienzan a considerar que todo lo que tienen es tan solo por su esfuerzo personal; olvidan que Dios los ama y que, por ese amor, adoptó la naturaleza humana y caminó, por su propia voluntad, hacia un madero para ser clavado en él y para darle a la humanidad la oportunidad de arrepentirse de sus pecados, obtener la salvación y disfrutar de su presencia. No seamos malagradecidos. Desde que abrimos nuestros ojos, por las mañanas, debemos reconocer los beneficios que Él nos ha dado: el techo que nos abriga, la familia que nos rodea, el alimento sobre la mesa, el vestido que nos cubre, el trabajo que nos espera; en todas las cosas debemos ver la mano poderosa de Dios actuando en favor de sus hijos.

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Lilliana María Incera Villalta

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San José, Costa Rica

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