Proverbios 28:13

“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Proverbios 28:13

Todos somos pecadores; sin embargo, hay una gran diferencia entre los que hacen del pecado un hábito y los que se arrepienten del mal que han hecho y piden a Dios fortaleza y sabiduría para apartarse de un camino que poco a poco los irá destruyendo física y espiritualmente. Dios es claro en su Palabra: quien mantiene oculto su pecado y no lo confiesa “no prosperará”  porque siempre llevará consigo la culpabilidad y la condenación por lo que hizo. Muchos piensan que dada la magnitud de su pecado Dios nunca los perdonará; ellos desconocen el amor y la misericordia ilimitada que el Padre tiene para con nosotros, sus hijos. Recordemos la historia del hijo pródigo: aquel joven muchacho que pidió a su padre la herencia que le correspondía para malgastarla en una vida de pecado. Pero, con el tiempo, cuando ya no le quedaba nada y vivía entre los cerdos, arrepentido, regreso a la casa del padre y éste, con infinito amor, lo recibió con alegría y sin recriminarle absolutamente nada preparó una gran fiesta por su regreso. Así se comporta nuestro Padre Celestial cuando nos arrepentimos, verdaderamente, de nuestro pecado. Él tan solo perdona el arrepentimiento genuino y hace fiesta en los cielos porque la oveja que se había perdido regresó al redil; entonces la vida de quien se humilló será prosperada.

Que el Señor los bendiga.