Mateo 9:36,37,38

"Y al ver las multitudes tuvo compasión de ellas porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor: Entonces dijo a sus discípulos: a la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad pues al Señor de la mies que envíe obreros a su mies". Mateo 9:36,37,38
 
Jesús nunca se detuvo; siempre estuvo en acción recorriendo las aldeas y las ciudades predicando la Palabra de Dios. Durante sus viajes observó a mucha gente con problemas de diversa índole y esas personas no tenían a nadie que los consolara y los animara contagiándolos de esperanza.

Jesús vino a ser el Redentor, el Salvador, el Libertador de todas esas personas y gracias a Él salieron de su postración. El Señor vino a pastorear, a consolar a los afligidos y quienes lo siguieron entendieron su propósito. Pero, Él cumplió su misión, enseñó a sus discípulos lo que debían hacer y subió a los cielos.

Los discípulos asumieron el papel de obreros y, como lo hizo Jesús, se acercaron a los necesitados y predicaron la Palabra que da vida en abundancia.

Hoy, ustedes y yo podemos ser los obreros por los cuales han orado miles de personas; podemos ser los valientes que nos levantamos para acercarnos a quienes están desesperados.

Como Jesús, tengamos compasión de quienes pasan por un mal momento. Ellos se encuentran afligidos y necesitan, por nuestro medio, escuchar la voz de Dios que les dice: "no temas, yo te ayudo".

Hay toda una cosecha que recoger y usted puede ser el obrero que lo haga para la Gloria y la Honra de Dios. Oremos para que nuestra vida no pase en vano y que Dios nos revele el propósito de por qué existimos. ¿Ha pensado usted que vive para servirle?. Si es así ¿puede acaso imaginar el gozo del Señor cuando lo tome de la mano y lo introduzca en su morada?. Definitivamente, ese día vendrá y esperamos llegar a su casa con la satisfacción del deber cumplido. Que así sea.

Que el Señor los bendiga.