Juan 14: 23

"Respondió Jesús y le dijo: el que me ama mi Palabra guardará y mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada con él". Juan 14: 23

Grandes cosas le suceden a las personas que guardan la Palabra de Dios la cual tiene que ser sembrada en una buena tierra, en un corazón que verdaderamente ama al Señor. Pero no solo se guarda como al mejor de los tesoros sino que se aprende para llevarla a la práctica y eso significa que seremos transformados en personas nuevas y muy diferentes a las que fuimos y que de esa manera mostraremos la Gloria de Dios. Seremos imitadores del Señor Jesús; nunca lograremos ser como Él; pero, debe haber en nosotros un deseo sincero de seguir sus pasos y aprender de su nobleza; eso solo se puede lograr con la presencia del Espíritu Santo de Dios en nuestras vidas; solo Él podrá operar el milagro de transformarnos en nuevas criaturas y cumpliremos con el propósito de anunciar las buenas nuevas de los Evangelios. Jesús murió y nos dejó un Nuevo Testamento y la herencia que recibimos es la de ser partícipes del Reino de Dios. Jesús nos advierte que si lo amamos a Él también amamos a su Padre porque uno solo son y nos muestra que esa es la condición que contemplan para descender de los cielos y vivir en nosotros. Nada más imagine su vida siendo dirigida por quien todo lo puede y para quien no hay imposibles. Con la orientación de Dios, usted podrá discernir cuando caminar, en que momento parar; cuando hablar y cuando poner guarda a su boca; cuando decir que si y cuando no. El Espíritu Santo de Dios se hospedará en usted cuando lo invite a compartir su vida y de esa unión dependerá la victoria que usted alcance en la vida.