"Carlos invitó a José y a su esposa a cenar a su casa. Mientras cenaban Carlitos derramó el fresco, entonces su papá enojado le gritó y lo mandó a su habitación. Los demás se quedaron en silencio y la cena perdió el sabor. Al despedirse, Carlos se disculpó con su amigo diciéndole: Disculpa, tengo problemas en mi trabajo y llevo un gran enojo por dentro, mi jefe se ha vuelto intolerable y sin querer le grito a mi esposa y a mi hijo por lo mínimo."
En momentos como éste, debemos recurrir a los consejos de la Palabra de Dios, que es viva y eficaz y penetra hasta lo más profundo del alma, juzgando los pensamientos y las intenciones del corazón. Heb 4:12.
Nosotros somos cuerpo alma y espíritu. Y en el alma está la mente, las emociones y la voluntad. Al penetrar la Palabra al alma, toca nuestro pensar, sentir y decidir, sujetándolos al espíritu.
A través del Espíritu Santo hemos recibido el dominio propio, así que debemos ejercitarlo, personalizando, declarando y poniendo en práctica la Palabra: "Refreno mi enojo, abandono la ira, no me irrito, pues esto me conduce al mal." Sal 37:8. Con el poder de la confesión podrás enojarte, pero no cometer locuras; pues quién ama no se enoja fácilmente. 1Co 13:5
Está demostrado que la ira es el producto de una frustración acumulada y que por lo general se deposita en las personas más cercanas; ya que es en el hogar donde sacamos lo mejor y lo peor de nosotros.
Es muy importante recordar que los seres humanos reaccionamos en "espejo"; tratamos como nos tratan, si Carlos no le pidió perdón a su hijo, ya podemos visualizar a Carlitos en el futuro.
La sabiduría divina nos enseña cómo evitar contiendas con una persona enojada: "La respuesta amable calma la ira, pero la agresiva la enciende más." Pr 15:1
Cuando pensamos en enojo en relación con la Biblia, el pasaje que se nos viene a la mente es aquél en que Jesús echa fuera del templo a los cambistas. Mr 11:15-17. Con este pasaje aprendemos que expresar enojo es adecuado en ciertas situaciones, si tiene propósito. Pregúntese a sí mismo ¿Ayudará a alguien mi enojo?
La sabiduría está en saber: ¿Con quién, Cuándo, Dónde y Cómo enojarse?
Aristóteles dijo: "Sabio es aquel que se enfada con la persona que ha provocado el enfado, en el momento oportuno, en el lugar apropiado, y con la intensidad adecuada."
A manejar la ira de esta manera, los psicólogos la han llamado "asertividad" o sea la capacidad de no dejarse humillar, de decir sí o no libremente, con autoridad reclamando los derechos.
La ira en combinación con la fe y el perdón tiene un próposito constructivo. "Si se enojan, no pequen. No dejen que el sol se ponga estando aún enojados, ni den cabida al diablo. Ef 4:26-27.
El perdón es el canal de desagüe adecuado para liberarnos de rencores y amargura, y es de gran beneficio para nuestra salud. Perdonar y amar engrandece. Ceder no es de débiles, sino de sabios.
"El amor cubre multitud de faltas." 1P 4:8
Nísida Torres
Lilliana María Incera Villalta
San José, Costa Rica